Un gilipollas en Uppsala

Las desventuras de un pobre hombre en una ciudad escandinava.

4 de marzo de 2006

Lugares mágicos: la catedral de Aquisgrán

Llegué a Aquisgrán por casualidad. Me tocó estar durante unos días en aquella zona de Alemania y aproveché un domingo para acercarme a la antigua capital imperial. Tras dar un paseo entré en la catedral casi sin pensarlo. Fue como entrar en otra época, como volver a los tiempos del Imperio Carolingio. La visión de la Capilla Palatina fue para mí algo indescriptible. La sensación fue una mezcla del peso de la historia, de la especial atmósfera de las iglesias bizantinas (en las que se inspira), la espiritualidad del lugar de donde posiblemente arranca lo que es Europa hoy y por extensión toda la civilización occidental. Posiblemente nunca hubiera escrito esto antes de estar allí, siempre he creído que Roma es el origen inequívoco de nuestra cultura, pero ahora siento que Carlomagno es un paso obligado. Sin embargo, eso no fue lo más extraño. Lo que más me conmocionó fue la sensación profunda y duradera de haber estado antes allí.