Un gilipollas en Uppsala

Las desventuras de un pobre hombre en una ciudad escandinava.

6 de diciembre de 2005

Fútbol español en Suecia

Una de las cosas que esperas al ir a otro país es que no vas a poder disfrutar de ese partidito todas las semanas. Pues bien, en Suecia es todo lo contrario. Aunque las ligas más conocidas son las inglesa y la italiana, de las que dan partidos en cadenas generalistas, la española no se queda atrás. Para la gente que tiene televisión por cable, que no es poca, hay un pequeño canal, tv4plus, que todas las semanas emite de 2 a... ¡¡4!! partidos de la liga. Además, bien elegidos. Siempre cae el que en España retransmiten las autonómicas o la 2 (sábados noche) y el del Plus (domingo noche), además otro par de ellos, que suelen coincidir con los del Barça y el Real Madrid. Así que en estos dos años he visto casi todos los partidos de los dos grandes. Y por la cara.

5 de diciembre de 2005

Stalker

Stalker (1979), de Andrei Tarkovsky, es una película difícil de clasificar. Como en otras obras del director, la historia es sólo una excusa para hacer preguntas, que normalmente quedan sin respuesta, acerca de la naturaleza humana. Esta vez nos encontramos con inadaptados que buscan un lugar que dé sentido a su vida. Ese lugar es 'La Zona', un territorio prohibido donde cada uno de los tres protagonistas busca algo que, probablemente, ellos mismos no saben qué es. En ese sentido la película toma la estructura de viaje iniciático, con los símbolos propios del mismo que son contados por Tarkovsky con su habitual dominio de la técnica cinematográfica. La entrada a 'La Zona' es uno de los momentos más recordados de la película, un travelling inolvidable en una vagoneta que en cierto modo no se puede dejar de asociar a aquel otro del principio de Offret, otra obra maestra del ruso. En unos minutos pasamos de un opresivo paisaje industrial, propio de una sociedad decadente donde los ciudadanos llevan vidas miserables, a otro donde los elementos naturales dominan un territorio abandonado que no hace mucho fue como el exterior. Sin embargo, el Stalker, que es el Guía en 'La Zona', no deja de repetir que cualquier error ahí conlleva la muerte, una paradoja para el espectador, que ve asociada la vida mostrada por las imágenes con la muerte expresada por el Stalker. Ahí aparece una vez más Tarkovsky con una maestra dirección que hace sentir que algo puede pasar sin que nada sea verdaderamente mostrado. Mientras tanto, los protagonistas continúan su viaje, que de forma explícita se muestra como interior, hasta llegar a La Habitación, donde los deseos de los viajeros se harán realidad. Hasta ahí lo que es prudente contar.

La película ha sido muchas veces calificada como de ciencia-ficción, aunque los elementos más iconográficos del género no aparezcan. Sin embargo, tras verla no se puede menos que estar de acuerdo con la definición. Pequeños detalles del argumento, casi siempre sugeridos; la estética general de las imágenes y, sobre todo, la forma de contar la historia llevan a esa clasificación, por otra parte de poca importancia. Lo fundamental es que, como en las grandes películas de ciencia-ficción, se utilizan elementos no disponibles en una situación realista para poner a los personajes en situaciones que nos permiten explorar cuestiones universales, imperecederas. Ese es el nexo del género con la gran tragedia, uno de cuyos requisitos fundamentales es la condición de poderosos de sus personajes, miembros de una élite igual de inaccesible para el espectador como un día orbitando Solaris. En cualquier caso, Stalker es un gran película. Y Tarkovsky fue un gran director.